sábado, 31 de marzo de 2007

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Para hacer poesía que hay a mi disposición.

Plantas, aves, la naturaleza en todas sus formas, en rocas y montañas, en aires y espacios, estrellas, mares profundos, aguas llenas de pudredumbre, para hacer belleza puedo invocar a esas mismas mujeres, todo en ellas dice niña, quien dice hombre sino dios salido de los libros, o los juegos de aire entre los que viven para volar, quedandose solos en las alturas.

Para construir castillos tengo filosofia, pensamientos altos y la lengua vulgar, las imagenes de la arquitectura, de la química, quisiera del derecho poder destilar poemas.

Y del hombre? que hay de lo que hace el hombre? una tuerca o un cuchillo oxidado funcionan igual que un tiburon o un volcan?.

Puede ser medida en la fidelidad de su escencia a la poesía que se habla, para evitar las distracciones del lenguaje poético cursi, y los cantos de romances que todos los corazones jovenes procuran escalar en sus versos.

Imitar a mi corazón, o mi sesera, crear organos nuevos para el hombre, fuera de sus dedos secos sin derramar sangre ni momentos creativos. Son tareas propias de dioses usar arcilla y crearle rasgos no terrestres a quien pugna por salirse de si mismo en palabras.

Voy a jugar con la gramática, la retórica, no crear poesía sino silencio para el que lea, que no quede mas opción que alejarse de las letras para continuar leyendolas.

Al final, dejaré que Darwin decida con el tiempo su hermano la dirección de mi quietud, solo asi, podré engañar al mas vivo espíritu que en todo se vea para darle nuevos ojos que le horrorizen el sueño de los espejos en cada cosa.