martes, 13 de marzo de 2018

Revenir

Me pongo el paragüas de palabras una vez mas para taparme de la claridad que quiere saberlo todo, hambrienta intrometida en medio de lo que estoy intentando dejar ir!
Para poder dejar por ahí lo que buscaba dejar por ahí sin tener que pintar de lo que necesitan los demás, para que sea mi lluvia personal con un montón de yo entrelazado, puro, revuelto entre los hilos del despiste.

Así pues sea como se explica uno:
Uno: que la nacionalidad de estos parajes está estrictamente ligada a bandera ajena, se dice que para el cambio en la aduana hace falta temerle a los caminos ya bien recorridos, bah! Ni que ellos supieran como recorrer historias propias.
Dos: que entre comas y puntos, hay una infinidad de peso acumulado, peso que no ha podido lavarse en este mar del deber ser, para quejarse hasta morir, o hasta rodar los ojos, hasta que se sequen o saquen chispas, por favor.
Tres: ya está saliendo, ya poco a poco fluye lenta y viscosamente con cara de autoretrato tomando mil veces por un público metiche, que no busca la verdad, sino entretenerse el ego viéndose flores en el lento derrame tercerizado.
Cuatro: suficiente de quejas, volveré a la sustancia, que de ella son estas palabras y hacia ella van.

Condenando lo de siempre

Estaban los tomatitos, muy contentitos cuando vino el verdugo y los hizo una deliciosa salsa pico de gallo, mmm decía el verdugo, para mis taquitos entomatados, sin piedad. Así que nada de preguntas eh señor verdugo, NADA DE PREGUNTAS, perdone uste el alza de voz, es que debe decirse con fuerza para cortar toda pretención de continuidad o conversación que esto es un ciclo cerrado sin consecuencias pues usted ya tiene sus tomates y yo ya tengo mis palabras.

Hechas las aclaraciones: a lo nuestro que el caldo no se reduce solo, aja! mas bien sería esto lo que queda al fondo de la cazerola después de demasiado fuego continuo: fuego de fé, fuego interno, fuego futuro, fuego ordenado y limpio, fuego de exigencias por y para el mundo. No me quejo, no diciendo, sino que como el agua en la tetera no se queja cuando está lista sino que avisa de su necesidad de llenarse de sabor, de volver a ser plena porque en su naturaleza original ya no cabe ni queda feliz al chillar en medio de la noche.

Podría decirse que es una ruptura para dejarlo tocar abismos sin ir tan profundo, pues esto no es una catársis, lo contrario mas bien, una retársis, así, como se lee, de retraso mental severo, cenizas del esfuerzo, puras ganas de dormir de verdad, de recargarse como los hombres se recargan con sus vacaciones pero sin ellas porque no hay pan que aguante.

Ahhh mi querida entropía, que liberadora eres y con cuanta fuerza te sentía ahuecandome las alitas.
Pero ya te dejo ser, ya sé liberada y sé leona indomable, como el pasado, como el día a día agotador que me pide, no, EXIGE, explotar sin piedad en una nube de letras retacadas de no se que manias acumuladas por la fuerza de la autopresión harta de si misma.

Ya termina carajo, que hay otras cosas que demandan atención además de ti!