viernes, 27 de marzo de 2020

Escribía para expiar mis demonios.
Ahora los demonios andan sueltos.
Ahora están en las superficies metálicas
Ahora viven en la mano que toca tu cara compulsivamente.
Ahora nos piden que trabajemos por los accionistas.
Ahora están en nuestros hijos rebotando en las paredes de la casa.
Ahora están en las peleas domésticas.
Ahora están en el vaso de vino que me susurra: reabre tu blog.
y me duerme la cara
y me estruja los ojos
exprime palabras
que nadie lee
vomito incontenible
grito ahogado
mi amarra sobre la garganta
pidiendo piedad con los dedos sobre el teclado
para que me deje ir
se acabe
siga
repinte al mundo

Mantengamos la ilusión de normalidad, hagamos como que seguimos comprando, saliendo, teniendo la misma vida de hace 1 mes. Finjamos hasta que la pista deje de tocar y la realidad nos meta la golpiza de nuestras vidas, nos deje riendo en un charco de la sangre de nuestros viejos caídos, los cadáveres de nuestros brillantes sueños de glamour hasta que la araña del ahora se coma la venda que rehuimos.