Me pareció volver a entender porque amaba ese libro cuando era joven y antisocial. El asco por la humanidad, la conversación falsa que se hace con quien se tiene apenas un pelo de común. Quería meter la cabeza en la nada, olvidar mis responsabilidades, la vida burguesa de la que se queja tan amargamente el lobo estepario.
Me costó un poco de trabajo volver a mi imaginación y esperanza, aun falsos lejanos pero soplándome el rostro levemente con el cuerpo cubierto del lodo de mi incomprensión de la otredad.
Tengo que dejar de leer este libro a medio día, mi esponjosa personalidad no puede con estos pesares a medio día laboral.